Las empresas agrícolas necesitan un sistema de registro horario que garantice el control de los trabajadores de campo y el ahorro de tiempo y dinero. Más allá del tradicional sistema de papel, han surgido nuevos métodos de fichaje.
Las explotaciones agrícolas y ETT se han dado cuenta de que el registro de jornada laboral en papel era un método arcaico. Ahora es el turno de elegir cuál es el mejor método para llevar a cabo el control horario. Analizamos las posibles alternativas y por qué son peores que el fichaje mediante reconocimiento facial.
Identificación con tarjeta
El fichaje mediante tarjeta es uno de los métodos más conocidos de registro horario. Con este sistema el trabajador cuenta con una tarjeta con un código QR, de barras, contactless o banda magnética. Este sistema genera una serie de problemas que lo hacen incompatible con el sector agro:
No permite el fichaje en remoto
A diferencia del sistema de fichaje por reconocimiento facial de RawData, los trabajadores de campo necesitan ir hasta la oficina para pasar su tarjeta en el momento de entrar y salir del trabajo. De esta manera, pierden mucho tiempo desplazándose en vez de realizar un trabajo efectivo
Riesgo de suplantación
Una vez se le entrega al trabajador de campo su tarjeta identificativa, el cabo pierde el control de las cuadrillas. Uno de los principales problemas del sector agrícola es la suplantación de identidad.
Más del 70 % de las explotaciones agrícolas han sido multadas por las Inspecciones de Trabajo de la Seguridad Social. Además, es obligatorio el registro de jornada. Frente a ese problema es necesario optar por métodos de fichaje que permitan identificar que todos los trabajadores cumplen las normas.
En caso de utilizar la tarjeta, un trabajador de campo podría dársela a otra persona y el encargado perdería el control sobre quién está accediendo a la finca.
Gastos de mantenimiento
Para utilizar este tipo de registro de jornada laboral es necesario que cada trabajador de campo cuente con su tarjeta y que funcione bien. Esto provoca una inversión inicial elevada y, sobre todo, unos gastos de mantenimiento de los que nunca te librarás.
Para que este sistema pudiera funcionar cada tarjeta que se pierda o se estropee tendrá que ser cambiada de forma inmediata, por lo que aumentará los costes respecto a un software de reconocimiento facial.
Riesgo de pérdida
El campo no es un edificio de oficinas. Los trabajadores están en movimiento, utilizan sus manos para trabajar y necesitan estar cómodos. En estas condiciones es fácil que varios de ellos acaben perdiendo la tarjeta, no puedan fichar y se pierda tiempo y dinero en solucionar el problema.
Por ejemplo, un trabajador de campo que esté contratado pero no pueda comenzar a realizar su labor porque ha perdido su identificación. O lo contrario, que la pierda durante su jornada laboral y no pueda registrar su hora de finalización. Además de la pérdida de tiempo y dinero, puede ser un problema en una futura ITSS.
Biometría ocular frente al reconocimiento facial
Dentro de los sistemas biométricos, el fichaje mediante reconocimiento ocular se ha convertido en una opción. Pese a que es una alternativa en ciertos sectores, sus características lo hacen incompatible con el mundo agrario.
El reconocimiento facial permite realizar el registro horario desde campo y con el dispositivo con el que el cabo se sienta más cómodo. Por ejemplo, podrá realizar el control de jornada laboral de sus empleados desde su teléfono y en cualquier punto de la explotación agrícola.
Sin embargo, el sistema ocular requiere de una tecnología más compleja y, para que sea fiable, todavía no se puede gestionar desde una tablet o smartphone. Por tanto, los trabajadores de campo necesitarán ir hasta el lugar en el que se sitúe la máquina de fichaje.
Por otra parte, el fichaje mediante reconocimiento facial es totalmente fiable, aunque el trabajador utilice mascarilla, gorra, gafas o cualquier elemento con el que se cubra. Sin embargo, la biometría ocular exige que el ojo quede a la vista y eso no siempre es posible.
Huella dactilar, un registro horario con más problemas que soluciones
Realizar el cambio de papel a huella dactilar puede parecer la mejor opción. Se puede pensar que con este sistema de control de horas para el trabajo es suficiente y que el coste que supondría cambiar a un sistema de reconocimiento facial no está justificado.
Sin embargo, la huella dactilar tiene una serie de problemas que lo convierten en un método incompatible con el sector agrícola. Cambiar este método por el reconocimiento facial es una inversión que te ahorrará tiempo y dinero:
Inadecuado para los trabajadores de campo
En una explotación agrícola es común que muchos empleados acaben con las huellas irreconocibles debido a trabajar continuamente con sus manos. Los sistemas de reconocimiento por huella dactilar quedan inservibles y no hay forma de que puedan fichar.
El fichaje no es suficientemente fiable
Quizás cuando implantaste la huella dactilar todavía no existían métodos de fichaje más punteros, pero ahora es menos seguro que el reconocimiento facial. Cuando se realiza el reconocimiento de la huella queda registrada en unas posiciones determinadas. Cualquier colocación del dedo que se salga de esto, puede dar error.
Pérdida de tiempo
El fichaje por huella dactilar se registra en unas máquinas que no pueden trasladarse al campo. Los trabajadores de campo se verán obligados a desplazarse hasta la nave siempre que tengan que fichar.
Gastos de mantenimiento
La necesidad de contar con una maquinaria especifica ocasiona que se generen unos costes de mantenimiento y reparación que a la larga aumentan el gasto de contar con este sistema.
Falta de control del trabajo
La huella dactilar puede llegar a servir para controlar la entrada y salida de los trabajadores de la explotación agrícola. Sin embargo, la necesidad de una maquinaria fija impide que se pueda saber en qué parcela están trabajando.
El Gobierno no quiere huella dactilar
Motivados por la pandemia mundial y la necesidad de aumentar las medidas de higiene. El Gobierno de España señaló que había que poner fin a los métodos de control y registro horario con huella digital.
El Gobierno fijó unos requisitos recogidos en el BOE del 3 de mayo de 2020 en los que reclamaba la sustitución de la huella digital como método de control de presencia. En caso de no realizarse, solicitaban que, como mínimo, se desinfectara el dispositivo cada que vez que un trabajador lo usara.
Además, también instaba a utilizar métodos que cumplieran con la Ley de Protección de Datos y, en un tema tan sensible como la huella de una persona, esto no siempre se puede garantizar. Las multas a las empresas por incumplir dicha ley superan los 20.000 euros.
Introducción de códigos, una combinación de problemas
El sistema mediante el cual el empleado introduce un código en el momento de inicio de su jornada laboral y al finalizar es utilizado en varias empresas. Pese a ello, este método de control horario es una combinación de problemas de las otras alternativas.
Necesidad de un punto de control
Con el sistema de códigos el trabajador de campo necesitaría ir hasta el punto de control para registrar su jornada. De nuevo, se vuelve a producir una pérdida de tiempo y dinero que con el sistema de reconocimiento facial no ocurre.
Riesgo de suplantación
La explotación agrícola o la ETT pierde totalmente el control de los trabajadores y queda expuesto a posibles multas. Los empleados pueden compartir el código con quien ellos quieran y el cabo tendrá grandes dificultades para comprobar quiénes son las personas que están trabajando en campo.
Poco higiénico y caro
Como ocurre con la huella dactilar, los trabajadores de campo deberán poner sus dedos en la maquinaria de fichaje. Esto produce una transmisión de gérmenes que, en tiempos de pandemia, puede poner en riesgo la salud de los trabajadores y la disminución de la producción.
Por todos estos motivos, gastos en multas, pérdida de tiempo, desplazamiento, mantenimiento de la maquinaria, etc., este método es mucho más caro que el fichaje mediante reconocimiento facial.
Fichaje en papel, la opción más arcaica
Por último, algunas empresas productoras y ETT todavía siguen confiando en el fichaje en el papel como método de fichaje. Sin duda, esta es la peor opción.
Este tipo de registro de jornada laboral no soluciona ninguno de los problemas que pueden surgir en el campo. No existirá ningún tipo de garantía frente a la suplantación de identidad, muchos documentos podrán perderse y será muy difícil asegurarse que todos los partes estén correctamente cumplimentados.
Además, usar este método en lugar de un software de reconocimiento facial provoca pérdida de tiempo y dinero. Los encargados perderán tiempo organizando la documentación, que podrían dedicar a otras tareas.
Es un método menos eficiente que aumenta los gastos de tu explotación y que, además, no cuenta con la posibilidad de poder monitorear la productividad de tus trabajadores y cuadrillas.
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